Las bicicletas de pan y café

 In alimentos

Sin falta, de lunes a sábado a las siete y media de la mañana la joven Magaly llega a una esquina de la Colonia del Valle en la Ciudad de México a vender café, chocolate, pan dulce y tortas preparadas en su casa.

La preparación previa a llegar al punto de venta es bastante larga, ella tiene que calentar el agua para las bebidas, preparar las tortas que pueden ser de huevo, atún, milanesa o algún guiso que se le antoje preparar, después cargar leches, desechables, azúcar, chocolate y café solubles a la bicicleta y de ahí directo a la panadería.

Ya en la panadería ella no se tiene que formar con las demás bicicletas, esto es debido a que es amiga del dueño y el procura guardarle algunas charolas de pan, 90 panes diarios para ser exactos. Pero los demás vendedores (aproximadamente 45) son atendidos como van llegando, mientras mas temprano lleguen mejor pan les toca, ya los últimos se quedan con las peores piezas y el pan no tan fresco.

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Una vez la esquina en la que trabaja, Magaly cuenta con varios clientes regulares que diario buscan su desayuno y si a esto le sumamos a todos los transeúntes que pasan por su esquina de camino al transporte publico o que llegan a sus trabajos, encontramos la razón por la cual ella puede vender casi 100 cafés diarios así como la gran mayoría de sus panes y tortas regularmente.

Estos negocios como todos tienen sus pros como sus contras. En materia ambiental, tienen prácticas correctas para el cuidado del medio ambiente y otras, incluso, dañinas.  Por un lado, la mayor parte de los vendedores se trasladan en bicicletas con todo y su producto.  Y por el otro lado, todos los alimentos y bebidas que venden utilizan desechables, generando grandes cantidades de basura; desde los plástico para cada pan, hasta los vasos de unicel con tapa y agitador incluidas por cada bebida.

 

En otros aspectos, resulta indudable que este tipo de negocios da trabajo a miles de mexicanos que además son dueños de su propio negocio y también apoya a las panaderías garantizándoles una venta mayor y constante. Pero también representan un problema social al ser parte de la economía informal, lo que genera que no paguen impuestos, pero tampoco tengan prestaciones de seguridad social.

De todo lo anterior, quedan muchas preguntas en el aire, destacándose algunas en particular: ¿quién es el verdadero ganador en este modelo de negocios? ¿hay alguna víctima en este escenario?, ¿hay un culpable?, ¿ quién es el mayor responsable del daño que se causa al medio ambiente y a la sociedad?, ¿el dueño de la panadería?, ¿los vendedores?, o ¿los que compran diario su desayuno con ella?

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